Ya se conoce al ganador de la décima edición del Premio Reino de Redonda, que se concede cada año a un escritor o cineasta por su carrera: el checo Milan Kundera, el cual se sintió "agradecido, honrado y divertido" cuando recibió la noticia. Para saber por qué el adjetivo divertido podría asociarse con un premio en aparencia tan serio, deberíamos conocer algo más del mismo.
Los que sigáis habitualmente en El País Semanal los artículos del escritor Javier Marías, ahora mismo una de las mejores plumas españolas, conoceréis que posee una editorial, Reino de Redonda, la cual realiza una labor encomiable editando títulos que no pueden conseguirse en España, aún siendo su rentabilidad muy baja o nula. El nombre de la editorial, que parece sacado de alguna novela "histórica" del romanticismo, corresponde en realidad a un reino ficticio situado en una localización real: la isla de Redonda, en Antigua y Barbuda. Resulta que en 1880, el escritor británico Matthew Phipps Shiell se coronó rey de esa isla, de menos de dos kilómetros cuadrados y poblada exclusivamente por alcatraces, y este título, más simbólico y literario que real (de hecho, sigue sin haber ni un alma en la isla), ha terminado recayendo en Javier Marías, que lo heredó del inglés Jon Wynne-Tyson y que se ha convertido en el Rey Xavier I, aunque algunos han sembrado cierta controversia respecto a su legitimidad, no sé muy bien si en serio o por adornar la historia de la isla.
Marías, siguiendo el juego, ha nombrado como duques a diferentes personalidades del mundo de las artes, creando la ya mencionada editorial y el premio correspondiente, cuyos fondos salen del propio bolsillo del escritor. Por ello, cabe la posibilidad de que ésta sea la última edición, que la crisis también afecta a los escritores (y a veces especialmente). Aunque Marías también se lamenta del poco eco que tiene, a pesar de contar con uno de los mejores jurados del mundo. Por ejemplo, sin ir más lejos en esta edición han participado personajes de la talla de Pedro Almodóvar, J.M Coetzee, Eduardo Mendoza, Mario Vargas Llosa, Orham Pamuck o Antony Beevor, entre otros.
En fin, una iniciativa genial y divertida, con ciertos aires patafísicos, que esperemos siga manteniéndose de alguna manera, aunque sea de forma simbólica y sin beneficio económico para el premiado. Os recomiendo que le echéis un vistazo a la lista de duques del reino en Wikipedia, porque los nombres no tienen desperdicio.
Los que sigáis habitualmente en El País Semanal los artículos del escritor Javier Marías, ahora mismo una de las mejores plumas españolas, conoceréis que posee una editorial, Reino de Redonda, la cual realiza una labor encomiable editando títulos que no pueden conseguirse en España, aún siendo su rentabilidad muy baja o nula. El nombre de la editorial, que parece sacado de alguna novela "histórica" del romanticismo, corresponde en realidad a un reino ficticio situado en una localización real: la isla de Redonda, en Antigua y Barbuda. Resulta que en 1880, el escritor británico Matthew Phipps Shiell se coronó rey de esa isla, de menos de dos kilómetros cuadrados y poblada exclusivamente por alcatraces, y este título, más simbólico y literario que real (de hecho, sigue sin haber ni un alma en la isla), ha terminado recayendo en Javier Marías, que lo heredó del inglés Jon Wynne-Tyson y que se ha convertido en el Rey Xavier I, aunque algunos han sembrado cierta controversia respecto a su legitimidad, no sé muy bien si en serio o por adornar la historia de la isla.
Marías, siguiendo el juego, ha nombrado como duques a diferentes personalidades del mundo de las artes, creando la ya mencionada editorial y el premio correspondiente, cuyos fondos salen del propio bolsillo del escritor. Por ello, cabe la posibilidad de que ésta sea la última edición, que la crisis también afecta a los escritores (y a veces especialmente). Aunque Marías también se lamenta del poco eco que tiene, a pesar de contar con uno de los mejores jurados del mundo. Por ejemplo, sin ir más lejos en esta edición han participado personajes de la talla de Pedro Almodóvar, J.M Coetzee, Eduardo Mendoza, Mario Vargas Llosa, Orham Pamuck o Antony Beevor, entre otros.
En fin, una iniciativa genial y divertida, con ciertos aires patafísicos, que esperemos siga manteniéndose de alguna manera, aunque sea de forma simbólica y sin beneficio económico para el premiado. Os recomiendo que le echéis un vistazo a la lista de duques del reino en Wikipedia, porque los nombres no tienen desperdicio.
(Vía El País)
No hay comentarios:
Publicar un comentario