sábado, 3 de marzo de 2012

¿Netflix es el futuro?

Desde el nacimiento del entretenimiento de masas, en los primeros años del siglo XX, el volumen de la industria no ha hecho más que crecer hasta hace unos años. Se han construido muchas fortunas a base de él y parecía que la cosa siempre iría a más si uno tenía buen ojo para encontrar estrellas, pues gracias a las mejoras tecnológicas cada vez se alcanzaba a un mayor número de personas. Pero uno de estos avances, Internet, ha hecho tambalearse los cimientos de la industria. Las grandes discográficas, productoras y editoriales intentan convencerse y convencer al resto, principalmente a los Gobiernos, de que los intermediarios siguen siendo igual de importantes y tienen que seguir llevándose el mismo pellizco cuando gracias a Internet son menos necesarios que nunca.

Pero por suerte, y a pesar de que sólo se interviene para reducir la piratería y no los precios, las cosas van cambiando poco a poco y surgen nuevos modelos de negocio que apuntan en la buena dirección. Es el caso de Netflix, una empresa americana que ofrece películas y series en streaming, es decir, para ver online, por una tarifa mensual más que razonable, unos 8$ al mes. El catálogo y la calidad (para tratarse de Internet) son impresionantes. Más que como un archivo de películas y series funciona como una televisión a la carta, pues es difícil encontrar todo lo que quieras si nos ponemos exquisitos, aunque la oferta es lo suficientemente amplia como para dar rápidamente con algo que te apetezca ver en ese momento.

Por supuesto no puedes encontrar estrenos, pero el tiempo que pasa hasta que puedes tener acceso al material es de menos de un año, dependiendo también del producto en concreto. El uso no puede ser más cómodo: en la página de inicio aparecen películas y series relacionadas con tus gustos, y con sólo un click ya puedes empezar a verla. Además, si la interrumpes, en tu cuenta se guarda el punto exacto en el que te quedaste.

La buena noticia es que seguramente este año llegue a España, aún no se sabe a qué precio. El material al que se tiene acceso varía de país en país, y quizás al principio la oferta no sea demasiado grande. Pero para aquellos que no tengan problemas con el inglés, creo que la versión americana podría funcionar a través de un proxy que emule una dirección IP de EEUU.

Y es que al final empresas como Netflix se están dando cuenta de que la falta de demanda comercial de música y películas (dejemos a un lado los libros, cuyo problema puede tener un origen más triste) no tiene más que un motivo: los altos precios. Porque ¿quién va a molestarse en descargar ilegalmente una película cuando puede verla online en unos segundos por un precio razonable?