domingo, 15 de noviembre de 2015

Lo más escuchado de 4chan /mu/

Cuando uno se acostumbra a trabajar con los cascos, con música todo el día, llega un momento en el que se queda sin ideas sobre qué escuchar. Buscando alguna fuente de recomendaciones musicales encontré esta lista de álbumes elaborada por la gente de 4chan.org, foro originalmente dedicado a anime y manga y que desde hace años toca casi cualquier tema que se pueda concebir. Los que aquí se listan (pinchad aquí para una resolución aceptable) son aquellos álbumes más comentados en el subforo de música (/mu/) de 4chan, de forma que los novatos puedan seguir las conversaciones tras haber escuchado los discos.  Con todo y con eso resulta ser una exquisita guía musical, tanto de clásicos como de obras actuales. Muchos de los álbumes son difíciles de digerir, para mentes despiertas. Avisados quedáis y espero que la disfrutéis tanto como yo.


 Gracias a Antonio, que me descubrió 4chan y una versión antigua de esta lista

jueves, 29 de octubre de 2015

Los barbudos de Müller


Hay obras de arte que golpean tras el primer vistazo. Se arquean entonces las cejas y un cosquilleo sube por el torso mientras te acercas a ellas. La sensación no es, desgraciadamente, frecuente, y la experimenté hace un par de semanas, en la segunda planta de la exposición sobre Tristan Tzara que ahora se encuentra en el MAMCS en Estrasburgo. Me topé de bruces con tres bustos primitivos, tallados en piedra, ya casi al final de la exposición. Con la mirada vacía y apacible, fija en algún punto, me sugerían antiguos dioses, de un periodo anterior a que las guerras se inventasen. “Barbus Müller”, anoté entonces en el móvil, sin encontrar el autor ni ningún panel explicativo.
Cuando luego investigué en Internet, y tras percatarme que el título no correspondía más que a “barbudos de Müller”, me di cuenta de que era difícil encontrar algo sobre ellos, casi imposible en castellano. Se trata de una serie de estatuas cuyo origen se desconoce, esculpidas en granito o piedra volcánica. Su nombre proviene del coleccionista Josef Müller, que las descubrió en un anticuario en 1940, y del hecho de que varias de ellas portan una barba muy característica.
Aunque tienen una apariencia arcaica que recuerda al arte mesoamericano o a las esculturas de la Isla  de Pascua, se piensa que fueron elaboradas recientemente. Además, se cree que son de origen francés, por las características de la piedra utilizada en su elaboración. Fueron coleccionadas por Henri-Pierre Roché, Charles Ratton, el escultor Saint-Paul o Jean Dubuffet, que los hizo protagonistas en 1947 del primer número de su revista l’Art Brut, imposible de encontrar en formato digital pero que puede comprarse en Iberlibro por unos 700€ de nada.
 
Y nada más. No hay más información. Si fuesen obra de algún autor reciente, como todo parece apuntar, cabe preguntarse si éste ha querido mantenerse oculto a propósito. Puede que  algún artista quisiese llevar el concepto de Art Brut al extremo, y no sólo representar la naturaleza atávica y naíf que aún podía encontrar en los pacientes de hospitales psiquiátricos, sino también conferir a la obra el anonimato forzoso de cualquier obra primitiva. Tanto podrían ser obra de algún aficionado como la broma de algún artista, quizás incluso del propio Dubuffet. 
Pero, ¿en realidad importa eso? La mirada pacífica y como fuera del tiempo, su presencia sólida y totémica, siguen estando ahí, en cada una de las estatuas, independientemente de su autor y de su tiempo. El misterio no las hace sino más interesantes, y nos permite aproximarnos a ellas como lo que son, sin prejuicios fruto del contexto en el que fueron creadas.
Por cierto, estaría muy bien que Gallimard reeditase los números de l’Art Brut de Dubuffet, al menos el primero, del que ya se presentó una reedición en 1979 en Ginebra. Seguro que son un documento esencial para comprender el movimiento. Y me come la curiosidad por no poder encontrarlos.



miércoles, 28 de octubre de 2015

Discorporate vuelve (esta vez sí, lo prometo)

Más de tres años han pasado desde la última vez que mis no demasiado numerosos lectores tuvieron noticia de una nueva publicación en este blog. Tras más de 300 entradas publicadas, llegó un momento en el que no era capaz de mantener la constancia necesaria para alimentarlo, y decidí abandonar por completo tras varios intentos fallidos de volver a publicar.

Discorporate surgió como un mecanismo de evasión, una forma de proyectar un poco de mi tiempo en algo ajeno a la Ingeniería, que estudiaba por aquél entonces. Y es que ya lo dice el título, "discorporate", abandonar el cuerpo, una palabra que no aparece en los diccionarios y que le debo al gran Frank Zappa.

En un momento en el que me encuentro en pleno cambio, voluntario y firme, de mi vida (nuevo país, nuevo idioma, nuevo ambiente profesional), he decidido retomar este proyecto, que he estado echando de menos sin darme ni cuenta. Pero después de varios años, mi perspectiva sobre las publicaciones ha cambiado, y este cambio se va a ver necesariamente reflejado en el blog. Cuando lo comencé, en 2008, me propuse que las publicaciones tendrían un tono objetivo y no hablaría explíticamente de mis experiencias personales, mis ideas o mis sentimientos. Era una época en la que no hacía tanto tiempo que la gente había comenzado a publicar sus intimidades en Internet, y aspiraba a que mi creación se identificase más con la primera plana de un periódico que con la rejilla de un confesonario.

Ahora quiero que el enfoque sea diferente. Vuelvo a estas páginas por una pulsión de escritura, porque lo que escribo no quede en legajos sueltos o en libretas. Esto supone un acercamiento al blog mucho más personal. Y no es que vaya a narrar mi vida, en absoluto, pero mis ideas y opiniones se filtrarán en mayor medida en estas páginas. En definitiva, habrá más de mí mismo en cada entrada, e igual podré dedicar una entrada a la crítica de algún libro o a una nueva banda de rock, como venía siendo habitual, como que la siguiente podrá contener una reflexión, la descripción de una escena o una opinión política.

El objetivo es tener un público al que enfrentarme, que me obligue y me imponga una constancia en la escritura. Aunque no me leyese nadie, el publicar mis palabras aquí invocará a un Público abstracto que sólo por sentirlo como vigilante cumplirá de sobra su función.

Aún así, bien me gustaría que el blog se nutriese de seguidores y que se generase debate gracias a sus comentarios. Que cada uno de ellos enriquezca cada entrada y que se me censure y critique lo que sea necesario. E igual que habrá gente que no esté de acuerdo con lo que escriba, también cometeré errores que espero detecten quienes me lean. Cosas que tiene la subjetividad.

Estad atentos, porque Discorporate ha vuelto y vuelve para quedarse. Al menos durante una temporada.

miércoles, 11 de julio de 2012

El pasatiempo favorito de Man Ray



Seguro que todos conocéis la famosa fotografía que encabeza este artículo, pero no tantos habéis oído hablar sobre el origen de su título. La obra pertenece al fotógrafo americano afincado en París Man Ray, y se publicó por primera vez en junio de 1924 en el número trece de la revista Littérature. La chica que aparece retratada es Kiki de Montparnasse, modelo, cantante y actriz que se convirtió en musa de la crema de la intelectualidad parisina, y sobre cuyas sugerentes curvas Man Ray dibujó la inconfundible forma de los oídos de la caja de resonancia de un violín.
Si la obra ya es bella y original de por sí, su título, Le violon d’Ingres (El violín de Ingres), la enriquece aún más. Pero para darnos cuenta de ello, antes hay que conocer algo de la historia de Ingres. Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867) fue un pintor francés a caballo entre el neoclasicismo y el romanticismo pero, sobre todo, un dibujante excepcional, como bien puede apreciarse en las marcadas líneas de sus obras. Uno de sus temas preferidos son los desnudos femeninos, que generalmente enmarcaba en un ambiente oriental exótico, como en El baño turco, que se muestra abajo.


Pues bien, además de su pasión por la pintura, Ingres fue un apasionado de la música. Tanto que a pesar de que nadie le oyó nunca tocar, se extendió por París el rumor de que era un violinista magnífico. Todos sus amigos y conocidos le rogaban que amenizase las reuniones tocando alguna pieza, a lo que Ingres respondía con una sonrisita, aduciendo que sus días como músico habían acabado cuando a los dieciséis años dejó la orquesta del Capitolio en Toulouse, donde era segundo violinista. Esto dio lugar a la expresión francesa violon d’Ingres, que equivale a ‘pasatiempo favorito’, una actividad que no es nuestra principal ocupación pero a la que nos entregamos con entusiasmo, tal y como se decía que Ingres tocaba su violín.
Así se explica el aspecto de odalisca ingresiana de Kiki y esa fusión entre el violín y la pintura que, supuestamente, se daban en Ingres. Me pregunto cuál sería el proceso creativo de esta fotografía. ¿Estaría todo planeado? Odalisca, violín, Ingres… ¿O acaso a Man Ray se le ocurrió la idea tras revelar las fotografías de una sesión a Kiki de Montparnasse? De cualquier modo, la asociación entre la modelo, el concepto de ‘pasatiempo favorito’ y la historia de Ingres me parece deliciosa.

lunes, 9 de julio de 2012

Nick Waterhouse y su estilo vieja escuela


El californiano Nick Waterhouse, al igual que su música, parece salido de una máquina del tiempo. A este chaval de 25 años, con cara de niño bueno, peinado de raya definida y gafas de pasta, lo que le atrae es el Rhythm & Blues de los 50. Y no es que intente adaptar esos sonidos de cuando el rock estaba todavía en pañales a las tendencias musicales actuales, sino que intenta emular directamente a sus viejos ídolos en busca del single perfecto.
Las técnicas utilizadas para grabar sus singles son las mismas que las empleadas en los antiguos estudios de grabación, donde la digitalización de la música no era posible y todo el proceso se realizaba en analógico. Y es que como bien se lee en el texto que acompaña a su primer álbum, Time’s All Gone, publicado este año por Innovative Leisure (Los Angeles) y cuyo título no puede ser más significativo, “todo lo referente a Nick Waterhouse comenzó con un single de 45 rpm”.


Su pasión por los 45 revoluciones, desarrollada en parte en la tienda de Dick Vivian, en San Francisco, se adivina en todas las canciones del álbum: melodías simples pero vibrantes, letras repetitivas, doo-wahs y chasquidos de dedos. El saxofón de Ira Raibon está muy presente y es el instrumento que le da cuerpo a todos los temas.
Incluso la presentación del álbum sigue el estándar de los 50, pues el póster que acompaña a la versión vinilo y al CD es en blanco y negro y con una maquetación propia de la época. Por supuesto, Waterhouse ha dado prioridad al vinilo sobre el CD, cuyo formato es igual al del primero (mismas proporciones pero en tamaño CD) y que creo ha sido editado por una cuestión puramente práctica en unos tiempos en los que sólo unos pocos conservan un reproductor de vinilos.
Aunque demasiado obsesionado bajo mi punto de vista con su puritanismo musical, que parece convivir con un exagerado desdén por lo actual, Waterhouse ha creado un disco con mucho encanto y muy bailable. Bailable al viejo estilo, claro está. Quizás está aún lejos de conseguir el single perfecto, como él quería, pero sus canciones consiguen retrotraerte a una América en la que los chicos se llamaban Bobby y las chicas Peggy Sue, cuando el Rock’n Roll estaba llamado a convertirse en el rey de todas las músicas.

sábado, 3 de marzo de 2012

¿Netflix es el futuro?

Desde el nacimiento del entretenimiento de masas, en los primeros años del siglo XX, el volumen de la industria no ha hecho más que crecer hasta hace unos años. Se han construido muchas fortunas a base de él y parecía que la cosa siempre iría a más si uno tenía buen ojo para encontrar estrellas, pues gracias a las mejoras tecnológicas cada vez se alcanzaba a un mayor número de personas. Pero uno de estos avances, Internet, ha hecho tambalearse los cimientos de la industria. Las grandes discográficas, productoras y editoriales intentan convencerse y convencer al resto, principalmente a los Gobiernos, de que los intermediarios siguen siendo igual de importantes y tienen que seguir llevándose el mismo pellizco cuando gracias a Internet son menos necesarios que nunca.

Pero por suerte, y a pesar de que sólo se interviene para reducir la piratería y no los precios, las cosas van cambiando poco a poco y surgen nuevos modelos de negocio que apuntan en la buena dirección. Es el caso de Netflix, una empresa americana que ofrece películas y series en streaming, es decir, para ver online, por una tarifa mensual más que razonable, unos 8$ al mes. El catálogo y la calidad (para tratarse de Internet) son impresionantes. Más que como un archivo de películas y series funciona como una televisión a la carta, pues es difícil encontrar todo lo que quieras si nos ponemos exquisitos, aunque la oferta es lo suficientemente amplia como para dar rápidamente con algo que te apetezca ver en ese momento.

Por supuesto no puedes encontrar estrenos, pero el tiempo que pasa hasta que puedes tener acceso al material es de menos de un año, dependiendo también del producto en concreto. El uso no puede ser más cómodo: en la página de inicio aparecen películas y series relacionadas con tus gustos, y con sólo un click ya puedes empezar a verla. Además, si la interrumpes, en tu cuenta se guarda el punto exacto en el que te quedaste.

La buena noticia es que seguramente este año llegue a España, aún no se sabe a qué precio. El material al que se tiene acceso varía de país en país, y quizás al principio la oferta no sea demasiado grande. Pero para aquellos que no tengan problemas con el inglés, creo que la versión americana podría funcionar a través de un proxy que emule una dirección IP de EEUU.

Y es que al final empresas como Netflix se están dando cuenta de que la falta de demanda comercial de música y películas (dejemos a un lado los libros, cuyo problema puede tener un origen más triste) no tiene más que un motivo: los altos precios. Porque ¿quién va a molestarse en descargar ilegalmente una película cuando puede verla online en unos segundos por un precio razonable?

miércoles, 29 de febrero de 2012

Una enciclopedia del mundo

En definitiva, una magnífica fuente de referencia en cuestiones geográficas. Echarle cada día un vistazo a la ficha de un país (unos 5 minutos) es una buena forma de situarte mejor respecto al resto del mundo.

(Gracias al profesor Bristow, que lo mencionó en clase)