martes, 12 de octubre de 2010

Un mar de pipas



Es impresionante la obra que hay ahora instalada en la Sala de Turbinas de la Tate Modern, en Londres, ese inmenso atrio abierto a la creatividad de los artistas y dónde se han realizado montajes tan espectaculares como lo de Miroslaw Balka o Carten Hoeller. Resulta que al artista conceptual chino Ai Weiwei se le ha ocurrido la idea de llenarla con cien millones de pipas de girasol hechas de porcelana, un auténtico "trabajo de chinos" en el que han colaborado 1600 artesanos, que han pintado a mano una por una cada semillita durante dos años.

Se trata una obra que permite la plena interacción con el público. Porque la cosa no se queda en el sobrecogimiento visual que pueden provocar 1000 metros cuadrados repletos de pipas, sino que lo principal es que la gente camine sobre ellas, las toque, se tumbe... e incluso sustraiga alguna de recuerdo, a pesar de que la Tate recomiende no hacerlo. Pero, ¿y a qué viene tanta pipa? Además de pretender una llamada directa a los sentidos del público, la idea ha surgido de la evocación de la Revolución Cultural China, cuando los campesinos se evadían comiendo pipas mientras que eran representados por la propaganda como girasoles adorando al sol Mao.


Y es que Ai Weiwei siempre ha procurado airear la represión que se sufre en China por el régimen comunista e intentar hacer algo para concienciar a la gente sobre este problema, entre otras razones porque su padre, el gran poeta chino Ai Quin, fue duramente represaliado y desterrado a lo más inhóspito del país. Así, colaboró en el diseño del estadio nacional de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, con la esperanza de que esto supondría un paso a favor de la democratización, pero luego no quiso tener nada que ver con el proyecto en vista de la gran farsa organizada por el Gobierno, de su poca voluntad de cambio. Su arte está bastante influenciado por el dadaísmo y el arte pop, siendo sus obras más conocidas la
serie de fotografías en las que aparece rompiendo un jarrón milenario de la dinastía Han, como un símbolo de la liberación de la identidad cultural, o las fotografías en las que se ve su mano con el dedo corazón extendido en lugares como Tiananmen o la Casa Blanca. Si queréis conocer más acerca de este interesante artista, os recomiendo este reportaje de El País.

(Vía ABC)

Actualización(15/10/2010): Vaya por Dios. Me acabo de enterar de que ya no se pueden pisar las pipas porque el polvo que desprenden debido a la gran afluencia de visitantes es perjudicial para la salud. Una lástima.

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