sábado, 2 de abril de 2011

Porque la estandarización puede ser divertida

Si tuviésemos que elegir de entre todos los avances tecnológicos de la Humanidad cuál de ellos debe más a la creatividad humana y no tanto a la observación del medio natural, sin duda escogeríamos el desarrollo del software y de Internet. En un programa de ordenador o en un protocolo de comunicación se consigue un nivel de abstracción sólo limitado por la propia creatividad del que lo crea. Así, es lógico que en ellos aparezcan numerosas referencias culturales, como los nombres del lenguaje de programación Python (por los Monty Python) o el framework web Django (por el guitarrista Django Reinhardt). Además, no es raro que se introduzcan en el código ciertas bromas, algunas difíciles de encontrar como los famosos Huevos de Pascua.

Pero no os creais que esto sólo lo aplican los desarrolladores que trabajan por su cuenta, sino que hay organismos oficiales que también lo hacen. Por ejemplo, ni más ni menos que la IETF, la organización de normalización de Internet, publica desde 1978 (aunque de forma intermitente pero cada vez más frecuente) unos RFC de cachondeo cada 1 de abril (April Fool's Day), el Día de los Inocentes en muchos países (entre ellos Estados Unidos).

Muchos os preguntaréis qué diablos es eso de los RFC. Son las siglas de Request for Comments (algo así como "Petición de comentarios"), documentos que regulan de alguna forma cómo se tiene que hacer algo en Internet: cómo se codifican los mensajes en bits, cómo se hacen las peticiones a una web, qué se debe utilizar en una comunicación multimedia, etc. Su nombre viene de que empezaron siendo proyectos que se colgaban en la Red a la espera de que la gente opinase sobre su aplicabilidad y se discutiesen posibles mejoras, aunque ahora prácticamente se toman ya como estándares definitivos.

Estos documentos de coña tienen exactamente el mismo formato que cualquier RFC, y precisamente la gracia radica en su aparente seriedad. Algunos son realmente ingeniosos, como aquél que propone un protocolo de comunicación para comprobar si se cumple el Teorema de los infinitos monos, ya sabéis, ese teorema que dice que si ponemos un número infinito de monos delante de un número infinito de máquinas de escribir terminarán al final alumbrando las obras completas de Shakespeare. El RFC contempla de todo: desde cómo controlar a todos los monos a través de mensajes hasta cómo pueden satisfacer los simios sus necesidades alimenticias. También los hay centrados en juegos de palabras, como el que traduce los mensajes SONET para trabajar sobre fibra óptica a sonetos poéticos (sonnets en inglés).

Ayer publicaron nada menos que tres nuevos RFC falsos. El primero pretende utilizar percepción extrasensorial para reducir el tiempo que tardan los paquetes en transmitirse por la red, mientras que el segundo propone emplear la atmósfera como medio de multidifusión de los mensajes, algo completamente descabellado, claro está. El último es una revisión para la nueva versión de IP (IPv6) de otro RFC de broma publicado en 1990, en el que se planteaba una adaptación del protocolo de Internet al uso de palomas mensajeras para transportar las peticiones y respuestas (y que llegó a probarse en la vida real).

No está mal esta divertida iniciativa, que sirve para rebajar un poco el tono serio que suelen adoptar este tipo de organismos en sus escritos. Para ver otros de los RFC humorísticos, hay una completa lista en la Wikipedia inglesa.

(Gracias a J.J. Merelo por la noticia)

1 comentario:

Juanma Gómez dijo...

Me siento muy friki por entender esto. xD

PD: Has actualizado!