Puede que Boris Vian haya sido de los autores más controvertidos de su época. Sus novelas cargadas de ironía, que giran en torno a un surrealismo en el que priman la violencia y el sexo, le trajeron numerosos problemas judiciales que supusieron el rechazo del casto público de mediados de siglo, no sólo de sus obras más explícitas, sino de todas sus publicaciones. Esta novela, de 1948, es una de las cuatro que escribió bajo el seudónimo de Vernon Sullivan.
La historia comienza cuando Francis, un extrovertido joven de Washington D.C, decide ir a una fiesta travestido para ver la impresión que causa. A partir de ahí comienza a verse envuelto en una serie de asuntos turbios junto con su hermano. No falta ningún ingrediente de la novela negra clásica: persecuciones, tiroteos, amenazas... todo ello aderezado con el toque irónico de Vian, incluyendo, por ejemplo, un red criminal de lesbianas.
Personalmente, me parece una muy buena novela, en la que Vian demuestra su dominio del lenguaje y expone una trama concisa con un estilo cinematográfico que te introduce en la acción. No es una obra demasiado compleja, en el sentido de que muestra una serie de acontecimientos sin analizar profundamente que lleva a los protagonistas a actuar de tal o cual forma. De hecho, la pincelada surrealista viene dada por determinadas actitudes carentes de sentido por parte de los personajes, los cuales viven la violencia como algo natural. En definitiva, a pesar de que no llega al nivel de otras obras de Vian como "Escupiré sobre vuestra tumba" o la colección de relatos de "El lobo-hombre", es totalmente recomendable y hará sonreir en más de una ocasión a lectores moralmente despreocupados.
La historia comienza cuando Francis, un extrovertido joven de Washington D.C, decide ir a una fiesta travestido para ver la impresión que causa. A partir de ahí comienza a verse envuelto en una serie de asuntos turbios junto con su hermano. No falta ningún ingrediente de la novela negra clásica: persecuciones, tiroteos, amenazas... todo ello aderezado con el toque irónico de Vian, incluyendo, por ejemplo, un red criminal de lesbianas.
Personalmente, me parece una muy buena novela, en la que Vian demuestra su dominio del lenguaje y expone una trama concisa con un estilo cinematográfico que te introduce en la acción. No es una obra demasiado compleja, en el sentido de que muestra una serie de acontecimientos sin analizar profundamente que lleva a los protagonistas a actuar de tal o cual forma. De hecho, la pincelada surrealista viene dada por determinadas actitudes carentes de sentido por parte de los personajes, los cuales viven la violencia como algo natural. En definitiva, a pesar de que no llega al nivel de otras obras de Vian como "Escupiré sobre vuestra tumba" o la colección de relatos de "El lobo-hombre", es totalmente recomendable y hará sonreir en más de una ocasión a lectores moralmente despreocupados.
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