jueves, 16 de abril de 2009

Las joyas olvidadas de la animación.

Tras la gran expansión del cine de animación y de las técnicas tan espectaculares que se están utilizando para crear películas tan impresionantes como Monstruos S.A. podemos pensar que este género ya ha alcanzado la perfección de la expresión de la “realidad”.

Cierto es que desde aquellos cortos de Disney y de los hermanos Fleischer las técnicas han evolucionado pero no por ello la manera de expresar el movimiento y la inventiva e ideas que nos hacen quedarnos embobados frente a la pantalla.
No me estoy refiriendo a películas o cortos recientes de la asombrosa Pixar o de estudios asiáticos, sino al mismo comienzo de este género.


Empezamos con la pelicula las aventuras del príncipe Ahmed (Die Abenteuer des Prinzen Achmed) de Lotte Reiniger, peícula de larga duración de 1926 y que es el largometraje animado más antiguo que se conserva.

La película, de 65 minutos de duración, esta basada en las historias de “Las mil y una noches” donde el príncipe Achmed, enamorado de la princesa Pari Banu, debe luchar contra las fuerzas del mal y vencer los hechizos del enemigo para defender su amor.

Lejos de lo que se conoce como dibujo animado esta obra de arte se realizó con recortes de cartulina negra, hilo o alambre e impresionantes juegos de sombras y luz con fondos de una hermosa precisión. Todo esto realizado por la propia directora.
Reiniger colocaba los recortes sobre una pantalla iluminada, con distintos fondos, y los filmaba fotograma a fotograma añadiendo pequeños cambios, 24 imágenes por segundo. Durante 3 años realizó 300.000 imágenes individuales que creaban una perfecta ilusión de movimiento, aplicando la técnica del stop-motion a formas cerradas.

Pensareis que tan ardua tarea de recortar las figuras merma a la película de primeros planos que supondrían realizar nuevas figuras con más detalles. Esto no ocurre, hay primeros planos tan ricos en matices, donde las siluetas mueven los dedos, los ojos, donde los estampados de los trajes estan tan elaborados como un encaje.

Todo esto con algunos efectos especiales creados con procedimientos sencillos, hizo de las aventuras del príncipe Ahmed una película vívida, llena de emociones, de movimiento, de imaginación y de magia.





Finalizamos con el primer corto de animación que ganó el Oscar al mejor cortometraje de animación. Se trata de Árboles y flores (Flowers and trees), un corto de la serie Silly Symphonies, producido en 1932 por Walt Disney (como no íbamos a hablar de Disney tratándose de animación), y dirigido por Burt Gillett.

Fue la primera película estrena comercialmente producida con la técnica de Technicolor a tres bandas, el existo fue ensordecedor y la critica la alabo tanto que el resto de cortos de la serie Silly Symphonies siguió utilizando dicha técnica.
En el corto se ve como la naturaleza, llena de impresionantes colores fuertes, se despierta con el cantar de los pájaros y una idílica danza entre dos árboles hasta que un árbol celoso y viejo prende fuego al bosque; a partir de aquí el bosque, de maneras muy ingeniosas y divertidas, ayuda a apagar el fuego.

Como vereis la historia no tiene nada de impresionante y os puede resultar incluso ñoña, pero dejando a un lado nuestro pensamiento adulto, el corto destella brillantez a la hora de humanizar el bosque e incluso es capaz de arrancarnos una leve sonrisa que hace que volvamos a ser aquellos niños que se criaron con películas como Aladín, El Rey León, Bambi, Blancanieves y un largo etcetera.




La belleza de estas obras de arte de la animación y de otras más ha quedado relegada al olvido, un olvido que ha sido sustituido por efectos especiales creados por un ordenador. La perfección de la animación, de los movimientos y de las emociones que nos hacen sentir, no se ha creado ahora, sino que se viene arrastrando desde un principio con películas tan grandes como Las aventuras del princípe Ahmed y Árboles y flores donde unas simples siluetas y trazos son capaces de sacar el niño que fuimos.

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