domingo, 31 de mayo de 2009
Brevísima Historia de la Astronomía (I)
A partir de hoy voy a ir publicando cada domingo por entregas una breve introducción a la Historia de la Astronomía que escribí hace uno o dos meses para una asignatura de libre configuración. Procuré ser lo más divulgativo posible, así que no os preocupéis si no tenéis muchas nociones de Astronomía (tampoco yo las tenía hasta hace poco). Tengo que agradecer a Juan Antonio la idea y el conciso título, inspirado por el resumen de la Historia del tiempo de Stephen Hawking. En fin, espero que os guste.
Desde el principio de los tiempos, el hombre se ha preocupado por los movimientos de los astros. Cuando nuestros ancestros tuvieron resuelto el problema de la supervivencia, dedicaron un tiempo a preguntarse quién habría colocado todos esos puntitos en el cielo. Surgieron entonces los cultos y ritos religiosos como respuesta a lo desconocido, y se comenzaron a observar esas figuras celestes con la esperanza de obtener alguna respuesta divina. El Sol se reveló como un indicador del paso del tiempo: ahora podía identificarse cada estación, lo que permitía controlar las migraciones animales y las épocas de recolección. Prueba de estas inquietudes celestes son monumentos megalíticos como los de Newgrange o Stonehenge, presumiblemente construidos en base a los movimientos de los astros aunque con una finalidad más bien religiosa.
Cuando surgieron las primeras civilizaciones alrededor de los grandes ríos, se perfeccionaron las técnicas de observación. Así, los babilonios, establecidos junto al Tigris y el Éufrates, eran pacientes observadores que anotaban escrupulosamente todos los movimientos de los astros en tablillas de barro, utilizando un sistema sexagesimal bastante avanzado. El fin de esto era principalmente la búsqueda de presagios celestes que indicasen directrices a sus soberanos. En Egipto, con Ra, el dios del Sol, como máxima divinidad, la astronomía también era una herramienta importante para conocer las crecidas del Nilo, estrechamente relacionadas con la agricultura por la arcilla fértil que dejaba el río en su receso.
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1 comentario:
muy originaaaaal!
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