domingo, 7 de junio de 2009

Brevísima Historia de la Astronomía (II)


Aquí os dejo la segunda parte de la Brevísima Historia de la Astronomía, esta vez hablando sobre la civilización griega, con la que continuaremos el domingo que viene, ya que fue notable el desarrollo experimentado por esta ciencia durante este periodo.

La Astronomía tuvo que esperar a la civilización griega para pasar a considerarse una disciplina “científica”. En la zona de Mileto, en la península de Anatolia, aparecieron las primeras cosmologías de manos de los llamados presocráticos, que intentaban explicar la composición de todo lo que nos rodea. Hubo quién afirmaba que todo era agua (Tales), que todo iba y venía del infinito (Anaximandro) o que todo provenía del aire (Anaxímenes). Se intentaba de alguna forma englobar el origen del mundo en unas pocas palabras, en una clara pretensión de preservar el sentido común impuesto por muchos siglos de contacto con la realidad. Pero la naturaleza en la mayoría de las ocasiones no se adecua a unos cánones perfectos.

En esta línea surgió la idea (por Empédocles, según se cree) de que todo estaba formado por cuatro elementos (Agua, Tierra, Fuego y Aire), teoría que triunfó en las élites intelectuales griegas. Por otro lado, en el sur de Italia se creó la secta pitagórica, encabezada por Pitágoras, que afirma que los números y las matemáticas se encuentran detrás de cualquier cosa. Hacemos bien en denominarlos secta porque, al margen de todos los descubrimientos científicos que llevaron a cabo (el famoso teorema, la introducción de las matemáticas en la música, etc), consideraban sagradas ciertas figuras geométricas y tenían un credo bastante extenso y peculiar (no podían recoger las cosas que se caían, por ejemplo).

Entre todos los filósofos que aportaron un nuevo modelo cosmológico con la intención de explicar el origen de todo, cabe destacar a Aristóteles. No porque sus ideas fuesen más racionales o menos exóticas, sino porque sus enunciados están más arraigados en la cultura occidental, junto con los de su maestro Platón. Aristóteles se agarraba a la teoría de los cuatro elementos y proponía un movimiento de los astros mediante diferentes capas esféricas. El movimiento de los cuerpos terrestres lo atribuía a una vuelta a su estado natural, mientras que cada capa celeste se movía como consecuencia del movimiento de la capa externa. Aplicando el principio de causalidad llegó a la idea del Primer Motor como origen de todo movimiento. Platón por su parte consideraba que todo el mundo material no es más que un reflejo de un mundo superior, un mundo de ideas inmateriales. Para él el Sol era símbolo de la idea de Bien, la idea suprema, mientras que la Luna representaba los enunciados matemáticos. Describió el dualismo entre cuerpo y alma y proclamó la necesidad de desligarnos del cuerpo para alcanzar cualquier cosa por medio de las ideas.

Normalmente se considera a estos dos filósofos como los que presentaron pensamientos más radicales en la Grecia Clásica. Yo no me atrevería a decir tanto, sino que me limitaría a afirmar que fueron los filósofos más populares. Consideramos tanto su aporte porque son aquellos de los cuales se conservan más escritos, entre otras cosas por el celo del clero de apoyar en ellos su visión del mundo. En mi opinión no fueron más que cualquier filósofo de los que tengamos noticia, y de hecho, sí, las ideas platónicas y aristotélicas serán muy innovadoras pero está probado que no han contribuido demasiado al desarrollo científico de siglos posteriores, buenamente fagocitadas por la tradición judeocristiana.

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