En cuanto al mundo occidental, cabe destacar el intento de Boecio (480-525) de traducir al latín los textos de Aristóteles y Platón. Intento que acabó con su decapitación, acusado de conspiración. Sin embargo, su libro de filosofía, De Consolatione Philosophiae, tuvo mucha fama durante la Edad Media, y en las facultades de artes se seguía su modelo del Quadrivium (Aritmética, Armonía, Geometría y Astronomía). En general, la transmisión de conocimientos desde el mundo clásico fue escasa, caracterizándose la Edad Media occidental por su oscurantismo científico.
El dinero se repartía entre unos pocos señores feudales, mal organizados, que mantenían una guerra continua contra sus vecinos. El pueblo llano vivía en la más absoluta miseria, a merced de los poderosos, las epidemias y el hambre. Con la religión impregnándolo todo (¿qué fue antes, la gallina o el huevo?), la gente no necesitaba ninguna explicación del mundo que le rodeaba: había que aguantar y rezar porque la estancia en este mundo fuese lo más corta posible y pasar a una vida mejor.
En este contexto, los monasterios mantenían la transmisión del saber, copiando los textos a mano. La Iglesia necesitaba la astronomía, sobre todo en lo que se refiere a medida del tiempo. El clero se centró en el problema de la celebración de la Pascua: se trata de una fiesta de tradición judía y, ¿cómo se adapta una fecha lunar a una solar? Y además, ¿puede hacerse de forma que caiga siempre en domingo, el día del Señor? La respuesta a esto la dio el monje benedictino Venerable Bede, que estableció un periodo que garantizaba la repetición de la Pascua cada 28 años.
El contacto con el mundo musulmán a través de la Península Ibérica permitió la recuperación de muchos conceptos astronómicos considerados perdidos. Sin embargo, el Almagesto está todavía al alcance intelectual de muy pocos. Mientras tanto, Santo Tomás de Aquino conjuga la doctrina teológica cristiana con la filosofía aristotélica, que la Iglesia adoptó como una revelación.
En Castilla se crean además las Tablas Alfonsinas, que sustituyen a las Tablas Toledanas de Azarquiel y que recogen cálculos planetarios extraídos de los modelos ptolemaicos, aunque con la introducción de pequeñas modificaciones. Se introducen además desde el mundo islámico diferentes instrumentos de medida, como el útil astrolabio. En el siglo XIV surgen los primeros relojes mecánicos con una sofisticación más que notable, mientras que Oresme y Buridan introducen la idea de ímpetu como causa de los movimientos de los planetas.
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