Chinese Democracy

Ya ha salido a la venta Chinese Democracy, el nuevo disco de los Guns N'Roses, o quizás debería decir de Axl Rose. Porque además de haber roto con sus antiguos compañeros, conserva el nombre del grupo como elemento de marketing y generador de derechos: el disco no se parece a nada que los Guns hayan hecho nunca. Olvidando los preceptos del rock clásico, Axl ha hecho un disco que mezcla rock industrial y neo-punk, con ciertos toques de glam-rock, de sonidos orientales e incluso me atrevería a decir que de nü-metal. Y es que la innovación en un artista está siempre bien, excepto cuando se realiza con esa prepotencia que se adivina durante todo el álbum. Da la impresión de que ha intentado combinar las canciones de su iPod agregándole el toque de su voz aguda (una voz que no casa demasiado con los nuevos ritmos), pero transformando increíblemente la idea original del grupo, como si fuese capaz de hacer de todo. ¿Cómo pueden apreciarse los riffs de guitarra entre tanto sintetizador? Y la verdad es que el disco tampoco está tan mal, pero viniendo de donde viene y tras esperarlo durante 17 años (a más de un año por canción) dan ganas de mandar a Axl Rose y sus trencitas a freír espárragos. Un álbum que no pasará a la posteridad... excepto como el más esperado de la historia.