Destino fue bautizado así por la canción homónima de Armando Domínguez, que sirve como hilo conductor de una sucesión de imágenes maravillosas, muy a tono con la trayectoria artística de Dalí. Hay ciertas autorreferencias a su propia obra, como las hormigas que salen de la palma de la mano al igual que en el corto Un perro andaluz, rodado con su amigo Buñuel. Se me ponen los pelos de punta al pensar qué habría sido capaz de hacer el surrealismo de principios de siglo con un arma tan poderosa como la animación, que ofrece tantas posibilidades para la creación de mundos imposibles. Quizás la cierta autonomía de los artistas surrealistas (que al fin y al cabo tendrían que contar con un equipo de animación) y su carácter de movimiento marginal, incomprendido por gran parte del público, hicieron imposible esta unión tan provechosa. En fin, espero que lo disfrutéis.
(Vía Aquí Estuve Ayer, blog buenísimo donde los haya)
1 comentario:
Precioso, increible. Una verdadera obra de arte, lástima que no se pueda colgar en la pared
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