martes, 13 de octubre de 2009

Crumb

Cualquiera que conozca algo del tebeo americano al margen de toda la producción masiva de superhéroes, sabrá quién es Robert Crumb, el autor más importante de cómic underground para adultos y uno de los fundadores del género, del que ya hemos hablado alguna vez en este blog. Sus cómics son todo un reflejo de sus neuras y una crítica directa al sistema americano.

Pues bien, en 1994 su amigo Terry Zwigoff rodó un documental sobre el dibujante justo antes de que éste se fuese a vivir a Francia con su segunda esposa, Aline. El propio Crumb nos cuenta su vida desde la más tierna infancia, su temprana afición por los cómics y sus frustraciones sexuales. Conocemos así a un tipo raro y simpático, un gafotas delgado de andar desgarbado cuyas chaquetas de tweed y sombreros de ala corta revelan su amor por los tiempos pasados. Porque Crumb no es sólo un dibujante de cómics sino también un coleccionista compulsivo de vinilos de jazz de los años 20, además de tocar el banjo en un grupo.

El documental, increíblemente ameno para sus dos horas de duración, recoge los testimonios de la gente cercana a él: sus novias, su hijo, su madre... Pero en dónde reside la esencia del documental, la clave para entender la vida de Robert Crumb, es en sus dos hermanos, que estuvieron muy ligados a él durante su infancia y adolescencia. Ambos participaron activamente en la película, mostrando sin pudor su vida diaria: mientras uno continua viviendo con su madre y medicándose con antidepresivos tras varios intentos de suicidio el otro, esquizofrénico, se pasa la vida pintando y meditando en su apartamento de San Francisco. Los tres compartieron su afición por dibujar tebeos, siendo el mayor, Charles, el que marcó las pautas. Sin embargo, representan la otra cara de la creatividad, la del artista fracasado; mientras que Robert ha triunfado sin quererlo, dibujando obscenidades que escandalizaron a las clases medias estadounidenses, los otros viven condenados al ostracismo.

Sin duda, Crumb llega más allá que cualquier documental, por la entregada implicación de sus protagonistas y por lo interesante de la vida del dibujante. Muy recomendable para cualquiera y más que imprescindible para cualquier amante de los cómics.

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