Seguramente muchos os sintáis identificados con la siguiente Escena de efímera desesperación, que pertenece al artículo de Javier Marías publicado hoy en El País Semanal.
Simplemente genial. Podéis leer el artículo completo en la estupenda web del escritor.
Uno asiste a la conferencia o charla de un escritor, por ejemplo, al que le interesa oír. Se encuentra con que junto a él hay sentadas otras tres personas, pese a que lo anunciado no era un coloquio ni una mesa redonda. Una de ellas está allí para presentar a las otras dos, las cuales están para presentarse la una a la otra y de paso al escritor. Lo más probable es que empiecen diciendo: “Fulanito de Tal no necesita presentación …” Mal asunto, porque a continuación, y en vista de eso, enumerarán desde la fecha de su nacimiento hasta su última publicación, cuanto puede leerse en una solapa de libro o en Internet. El principal presentador del escritor saca entonces unos folios y anuncia que va a leer “algo muy breve”. Pésimo asunto, porque es garantía de que será larguísimo y aburrido y de que consumirá buena parte del tiempo destinado a la intervención del conferenciante. A veces éste tiene que tomar un tren o un avión justo después, y lo advierte, pero eso no impedirá que ninguno de los presentadores de los presentadores renuncie a sus minutos de pequeña gloria microfónica. Reconozco que en más de una ocasión mi exasperación, y las miradas al amenazador reloj, me han llevado a largarme sin oírle abrir la boca a quien había ido a escuchar.
Simplemente genial. Podéis leer el artículo completo en la estupenda web del escritor.
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